AMANECER
por el sendero
surcado de jirones de bruma
crecen los árboles a la luz del alba
como una araña sobre un muro de otoño
tejo madejas de añoranza
la luz se empeña en descorrer cortinas
tras el paso de las últimas sombras
como una flor que persigue el sol
escudriño el horizonte
y sacudo mi pelo para ahuyentar torbellinos
el canto interminable de los pájaros
hiere de muerte mi pena añeja
De: a las tres de la tarde
UN INSTANTE
observar el horizonte hasta que los ojos se cierren
rememorar el instante eterno
colgado en la retina
fantasear con el camino que lleva hasta aquel día
sentir que nunca volverá
percibir en la mañana el aire delgado
como un bofetón en pleno rostro
convertir el sueño en cenizas macilentas
y continuar el viaje
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