lunes, 4 de diciembre de 2023

ANAMARÍA SERRA//COMENTARIO SOBRE LA RECTA INTENCIÓN, DE ANDRÉS BARBA


 Cuatro relatos largos integran este libro de Andrés Barba. Sus protagonistas, una mujer

adulta que asiste al ocaso de su madre, una adolescente autodestructiva, un homosexual

cincuentón y un maratonista obsesivo.

El hilo conductor de estas nouvelles es el cuestionamiento personal extremo que deriva -ya

sea por complejo de inferioridad o por desprecio hacia los demás- en la incomunicación y el

miedo -la fobia- hacia el mundo exterior, en el que se incluyen los seres más cercanos.


“Filiación”, se llama el primer cuento,en el que la protagonista carece de identidad. No

sabremos nunca su nombre, sí el de su madre -aunque el calificativo Mamá suena

intimidante a través de la historia-.

Sin embargo, conocemos el nombre de sus hermanos, María Fernanda y Antonio -la madre

ha combinado su nombre, María Antonia, en esos dos hijos, como una deliberada muestra

de ignorancia hacia la hija que finalmente es la que debe asistirla en sus últimos

momentos.

El miedo hacia la madre, el autodesprecio, la culpa y el rencor envuelven la historia, con

ciertos respiros -mínimos- dados por la relación entre la protagonista y Manuel, su marido..


En “Debilitamiento”, Sara -una niña de diecisiete años- pasa sucesivamente por etapas de

asco por su cuerpo, menosprecio por su madre, comportamiento mezquino y

deliberadamente agresivo hacia su mejor amiga, hasta desembocar en su negación a

alimentarse como una manera de castigar a su entorno familiar.

Luego sobreviene la huída y casi una metamorfosis que la animaliza, hasta que es

internada en un lugar de supuesta recuperación de jóvenes anoréxicas.

Sara es un personaje sin salida , en ningún momento despierta la solidaridad o la

conmiseración del lector, aunque al final revela cierta debilidad al descubrir la traición de

otra adolescente a quien creía haber dominado.”


“Nocturno “, el tercer relato, coincide con el primero en el sentido de que su protagonista no

tiene nombre, sí los otros personajes. De esta manera, el narrador lo tipifica. Es un

homosexual de mediana edad, un solitario que al parecer busca el amor, la compañía. El

artefacto - una revista de encuentros sexuales- será el vínculo para conocer a Roberto, un

joven simple, sin los prejuicios y ataduras del personaje principal.

En realidad esos prejuicios y ataduras son el resultado de la inseguridad y a la vez la

soberbia de un hombre maduro que ha tenido que vivir con culpa su sexualidad. Y esa culpa

lo hará terminar la relación y volver a la soledad, esta vez de una manera amarga.


Con “Maratón” finaliza el libro. Ya el lector se ha acostumbrado a un protagonista sin

nombre, una persona que -tal vez- podría englobarse en un conglomerado de seres que

como él -en este caso, un corredor de maratones- se sienten insatisfechos, y que su único

escape es correr. Los otros dos personajes que se incluyen en el relato, Diana y Ernesto,

son, respectivamente, la esposa y otro maratonista.

La insatisfacción, el desdén hacia su mujer, la superioridad que le marca el acto de correr

que identifica con la libertad; la desconfianza en quien creía un igual, el deseo de venganza,

y en el final, la revelación de Ernesto que sin embargo no lo hace ver su propia realidad, son

tópicos que aparecen en la historia.

Hay una semejanza entre el maratonista y la adolescente auto destructiva, los une la mirada

que sobrevuela a los seres más íntimos de su entorno, una mirada negativa, de personas

tóxicas, Un elemento que se repite en ambos relatos es el parque como refugio, como lugar

en el que pueden ser libres, cada uno desde su problemática.


Éste es uno de los primeros libros de Andrés Barba; un texto que atrapa, que nos mueve a

la reflexión, que no será fácil de olvidar.