jueves, 30 de enero de 2014

ANTONIO DI BENEDETTO/ VOLAMOS

Como puesta ante un apacible e inofensivo misterio, que puede serlo, con ganas de hablar, que a mí me faltan, me cuenta de su gato.
Es, sí. Claro que es; pero... Ante todo, como es huérfano, recogido por compasión, se ignora su ascendencia. Es gato y le agrada el agua. De las acequias no prefiere los albañales, sino la corriente barrosa. Se lanza acezante, pisa fuerte y salpica: hunde las fauces y hace que toma, pero no toma, porque es de puro goloso que lo hace. Puede pensarse que no es un gato, que es un perro. También por su actitud indiferente en presencia de los demás gatos.
Pero es que asimismo se limita a observar desde lejos a los perros y ni siquiera se enardece frente a una pelea callejera. Como al emitir la voz desafina espantosamente y además es ronco, no puede saberse si maúlla o ladra.
Hago como que me asombro. Pero no abro la boca, porque de preguntar o comentar me preguntaría por qué pienso así y tendría que explicar y complicarme en un diálogo. Empero ya no me habla: se habla. Revisa lo que sabe y quiere saber más.
Es gato y le gusta el agua. Eso no autoriza a concluir que sea un perro. Ni siquiera está la cuestión en que sea perro o gato, porque ni uno ni otro vuelan, y este animalito vuela; desde hace unos días se ha puesto a volar.
Yo espero que me pregunte si creo que se trata de una brujería. Pero no; al parecer, no cree en eso. Yo tampoco; aunque lo pensé. Mejor dicho, pensé que ella lo pensaba. Pero no.
¿No te maravillas?

Sí; seguramente. Me maravillo. Cómo no. Me maravillo.
Podría maravillarme, cómo no. Pero no. Puedo maravillarme porque el gato-perro vuela. Pero es que no sólo hablo. Estoy pensando. Pienso que ella supone que he de maravillarme porque lo que creyó era gato puede ser perro o lo que puede ser gato o perro puede ser un ave o cualquier otro animal que vuele. Debiera maravillarme porque, lo que se cree que es, no es. No puedo. ¿Acaso me maravilla que tú no seas lo que tu esposo cree que eres? ¿Acaso me maravilla no ser lo que mi esposa cree que soy? Tu animalejo es un cínico, nada más. Un cínico ejercitado.






domingo, 19 de enero de 2014

ALEJANDRA PIZARNIK/ EL POETA Y SU POEMA


    “Un poema es una pintura dotada de voz y una pintura es un poema 
callado”                                                                                  

                                                           ( Proverbio Oriental)





La poesía es el lugar donde todo sucede. A semejanza del amor, del humor, del suicidio y de todo acto profundamente subversivo, la poesía se desentiende de lo que no es su libertad o su verdad. Decir libertad o verdad y referir estas palabras al mundo en que vivimos o no vivimos es decir una mentira. No lo es cuando se las atribuye a la poesía: lugar donde todo es posible.
(…)
En oposición al sentimiento del exilio, al de una espera perpetua está el poema –tierra prometida-. Cada día son más breves mis poemas: pequeños fuegos para quien anduvo perdida en lo extraño. Dentro de unos pocos versos suelen esperarme los ojos de quien yo sé; las cosas reconciliadas, las hostiles, las que no cesa de aportar lo desconocido; y mi sed de siempre, mi hambre, mi horror. De allí la invocación, la evocación, la conjuración. En cuanto a la inspiración, creo en ella ortodoxamente, lo que no me impide, sino todo lo contrario, concentrarme mucho tiempo en un solo poema. Y lo hago de una manera que recuerda, tal vez, el gesto de los artistas plásticos: adhiero la hoja de papel a un muro y la contemplo; cambio palabras, suprimo versos. A veces, al suprimir una palabra, imagino otra en su lugar, pero sin saber aún su nombre. entonces, a la espera de la deseada, hago en su vacío un dibujo que la alude. y este dibujo es como un llamado ritual. (Agrego que mi afición al silencio me lleva a unir en espíritu la poesía con la pintura; de allí que donde otros dirían instante privilegiado yo hable de espacio privilegiado)
(…)
Nos vienen previniendo, desde tiempos inmemoriales, que la poesía es un misterio. No obstante la reconocemos: sabemos dónde está. Creo que la pregunta ¿qué es para usted la poesía? merece una u otra de estas dos respuestas: el silencio o un libro que relate una aventura no poco terrible: la de alguien que parte a cuestionar el poema, la poesía, lo poético; a abrazar el cuerpo del poema; a verificar su poder encantatorio, exaltante, revolucionario, consolador. Algunos ya nos han contado este viaje maravilloso. En cuanto a mí, por ahora es un estudio.
                                                                                             París, diciembre de 1962


jueves, 16 de enero de 2014

EZEQUIEL PRADO/"TODO LO QUE SEA POSIBLE CREER ES UNA IMAGEN DE LA VERDAD"

Hace mucho he venido a salvarlos y hoy ustedes, a ejecutarme.
No los culpo, el hombre disfruta como la comadreja.
La furia se ha comido los órganos de todos. La furia que es precisamente la más hambrienta, la que se jacta de hacer justicia por todos. No le han dejado ni los órganos y  no lo advierten; igual debo comprenderlos, debo comprender este acto de furia, que ha hecho que viniesen este  mediodía donde el viento susurra sus más tristes canciones. Los veo. En el fondo, demolidos, apesadumbrados  por hacer lo que alguien que no está presente les ha obligado a cometer; veo sus caras gachas, sus manos aferradas unas a las otras, han venido todos. ¿Están todos porque desean ver al fin mi cadáver, o  han llegado porque en verdad vienen a despedirme… o en el fondo, a perdonarme?
 Los chimangos gritan en el cielo; es imposible no levantar la cabeza, imposible no distraerse en el camino.  Pero yo no los miro. Hay pueblos  que desean ser mirados desde arriba,  como ahora mis pies sobre estas tablas; enfoco mis ojos en él, que  no está tan lejos de la alta tarima.  Ernesto tiene la gorra entre sus manos. Tiempo atrás me ha confesado sus robos. Lo he perdonado en nombre de Cristo y así su peso se volvió leve. Hipólito, con su fiel sombrero de ala que protege  su cabeza de melón,  con su saco negro largo, su cara de bonachón y su bastón de marfil, a pesar de todo lo que llegó a poseer quiso más. Y en el nombre de Cristo  lo he perdonado, por eso su peso se volvió leve. 
No muy lejos de ellos, pero cerca de mí, para ver cómo caigo, cómo es verdaderamente un muerto  y cómo después sus articulaciones se parecen a las de un títere sin titiritero. Siento sus deseos de venganza, más que de venganza, de traición, sin que sepan lo que verdaderamente es este acto, y los entiendo, entiendo que quieran ver muerto aquello que les dio vida.
 Paloma, ahí está la niña de trece años, que lleva un pañuelo blanco en la cabeza, al lado de su madre indiferente, que se ha comido la ostia como un caníbal come un pedazo de carne humana;  ¿y quién escuchó a Paloma sin juzgarla, sin poner en duda su inocencia y su sentimiento de náusea? Yo, Emiliano.  Porque Paloma, antes de animarse a venir a mi lado no encontraba a nadie  para confesarle que el padre la obligaba a que lo tocara, como se tocan las ubres de las vacas. Y yo, Emiliano,  hablé con el padre y en el nombre de Cristo lo he perdonado y el peso de ambos se volvió leve.  Antes de que caiga, o de que la soga ignorante me aferre y me estrangule,  no puedo dejar de mirar a la señora Ofelia, adornada con ese collar de perlas, abrigada con las pieles de panteras negras y con un gorro emplumado, ahora junto a todos, dispuesta en la multitud, entregada a la multitud y a sus pedidos. Pero cuando vino a mí y me pidió que la preservara de este lugar  que sentía tan bajo y tan sucio para alguien de su estirpe o al menos que salvara su alma, yo en nombre de Cristo la perdoné y su soberbia se volvió leve. Y ahora ha venido a presenciar mi muerte.   Ambrosio, qué decir del gordo Ambrosio que estaba condenado por sus padres a llevar ese apodo  y  ahora lo veo con la mano sobre la boca del estómago como si mi presencia le provocara asco, y cuántas veces me confesó que podía comer hasta morir sin que nada le hiciera daño. Y yo en nombre de Cristo lo he perdonado.  Y por último, Argelina, dulces ojos que se ennegrecían al mirar las cosas de los demás  mientras culpaba a Dios por no tenerlas, por haberla privado de ellas. Y yo, en nombre de Cristo la perdoné y sus ojos dejaron de mirar afuera para prestarle atención a su interior  y esos mismos ojos se volvieron dulces; pero ahora, cuando me observa como si mirara a un leproso, esos mismos ojos vuelven a ennegrecerse.
 Nadie habla. Todos condenan. Solamente se escucha en el mediodía de ultratumba el ruido que producen los pies de la multitud, que se mueven de un lado a otro, tal vez por  frío, tal vez por  nervios, tal vez… por impaciencia. Los he perdonado a todos, y ahora ninguno me perdona.  Condenado por la furia, ajusticiado por la furia. Te han traído para que veas cómo se mata lo que no se comprende.

Mi futuro Adonis llora, sabiendo que sus lágrimas ya me están perdonando.

miércoles, 15 de enero de 2014

JORGE BOCCANERA/ "ORACIÓN PARA UN EXTRANJERO"




 VI
Lluvia,
somos dos extranjeros,
mi nombre como el tuyo es una travesía,
un deambular por puertas cerradas para siempre.

La gente entra en mi sueño como por otra casa
y tus breves colores se deshacen contra el olvido,
pero ya lo sabemos,
no hay nada que tratar con su navaja,
nada que preguntar en sus regiones.
Lluvia,
somos dos extranjeros,
nos separa una herida.

 

viernes, 10 de enero de 2014

IMAGEN/ DAYANNA QUECANO


DAYANNA QUECANO/ "CAÍDA"

En el álgido filo de una nube aparece la sonrisa de un idiota, la mía.
 
Como si la lluvia de Gemínides le hubiera marcado el regreso,
decidió echar mano de los astros para hacer un aterrizaje fascinante.
Catorce grados  bajo el cielo nublado le recordaron frias tarde taciturnas, envenenadas y maltrechas.
 
Sin embargo, antes de dejarse caer precipicio abajo,
recordó los días pasados en los que moría de risa y se retorcía por las cosquillas bajo el ventilador de su cuarto.
El juego de la mantis comedora de ojos le marcaba la era más feliz de su vida y la ensoñación de sus tres gatos le aseguraba una muerte plácida y serena.
 
Sin más se dejó llevar por el viento.
Frío diciembre cerca de la montaña, lejos de la verdadera alegría.
En carrera despeñada hacia abajo, el asfalto de una sucia vereda le desgarraba la cara.
Tabla que mantenía dibujada la sonrisa de un idiota que se sabía feliz en el recuerdo.
 

Dayanna es una joven y talentosa artista colombiana que reside en Buenos Aires, Argentina.- El texto y la imagen son de su autoría.-

domingo, 5 de enero de 2014

"CUANDO ENTIENDAS"/ MARITÉ SIMÓN


cuando entiendas
este amor sin fronteras
en la humedad de mis ojos

cuando entiendas
que cada noche te busco
y sos un extraño distinto

habrás leído mis pensamientos
habrás sufrido mis heridas
habrás visto mi silueta sobre la arena

cuando entiendas
las dimensiones
habrás entendido
tu paseo por mis venas

 

viernes, 3 de enero de 2014

VIENTO DE MAR/ ANA MARÍA SERRA

acunaste antiguos médanos
en solitarias playas
competiste furioso con las olas
mientras la espuma
estallaba entre tus manos

circunstancial socio
de crueles sudestadas
recoges tus oropeles
te vas
y nos queda
el vacío
 
a veces
me cantas mágicas historias
cómplice de los pinos
músicos trasnochados

como el lobo que ha perdido su manada
y aúlla solitario
me cuentas tus quejas
en las noches de invierno
 
mutaste en carrillón de estrellas
para arrullar mi sueño de verano
mi niño otoñal
destructor de la hojarasca
remolino arenoso que azota mi cuerpo

las gaviotas te han nombrado
comandante de sus vuelos
y la noche borrascosa

su capitán de mar



                                 De: a las tres de la tarde