domingo, 31 de mayo de 2015

EZEQUIEL PRADO/ "TARDE EN UNA HABITACIÓN"

 Esa tarde Eugenio entró sonriente y chistoso, particularmente con Remota, a quien le agradeció su referencia sobre  la librería en la que había comprado el bloc de hojas que necesitaba.
Quizás pensó que como era nueva tenía el deber de hacerme sentir bien en el hotel, explicaría más tarde la mucama -un poco atormentada-   al mismo tiempo que insistía que nunca se hubiera imaginado que ese hombre era uno de ésos…
Esa tarde, antes subir a su habitación, Eugenio dio vueltas por la recepción del hotel, tomó un whisky en el bar y se quedó un largo rato con el bloc sobre la barra.
Remota entró para entregar unas llaves; él la llamó y  le preguntó si tenía madre, hijos, marido; un poco intimidada por las preguntas la mucama respondía  apenas  con un sí y un no. Cuando le dijo que debía seguir limpiando los cuartos, él le preguntó cuál le tocaba; ella respondió el 14. Emocionado y casi gritando Eugenio comprobó que era su habitación y se dirigió hacia allá. Caminando detrás, ella lo miraba un poco temerosa y desconfiada, y retardó su llegada; pensaba en lo peor que puede pensar una mujer que va a estar encerrada en una habitación con un hombre que no conoce. Pero enseguida se tranquilizó porque el hotel estaba lleno de gente, -en su mayoría corredores, viajantes, personas que entraban y salían a cada minuto-, no podía pasarle nada. 
Cuando entró vio una mesita ratona ubicada frente al ventanal que daba a la calle; en ese momento Eugenio salía del baño. Vio también el bloc  sobre la mesa y se le ocurrió preguntarle si era dibujante.  Eugenio rió.
Ella recordaría más tarde que había sido una risa casi amarga. Se tomó un tiempo para responderle que esas hojas eran para escribir cartas pendientes. Cuando Remota comenzó a limpiar, Eugenio volvió a insistir en sus preguntas sobre su familia, y si tenía hijos. Lo hacía a los gritos, mientras ella pasaba la aspiradora. Le respondió que dos, y que uno de ellos, el mayor, estaba empezando a estudiar medicina en la  ciudad,  y era  por ese motivo que  se había metido a trabajar en el hotel, para ayudarlo a pagar la carrera. Luego hizo silencio y se concentró en tender la cama, y él del otro lado le rogaba  que no se detuviera, que no dejara  de hablar, que siguiera contándole,  que no solo le gustaba su voz, sino  que le hacia recordar a su madre. Ella por un momento pensó en su hijo, solo en la ciudad, encerrado en la pensión,  y entonces le contó parte de la vida del muchacho, desde su nacimiento hasta  el momento en que se  había marchado a la ciudad para estudiar.  Se dio cuenta de que hablaba sin parar, que necesitaba un vaso de agua para refrescar su garganta seca. En ese  instante sintió un ruido y luego el estallido de los vidrios de la ventana. Corrió hasta la puerta, vio el ventanal  roto, pero no vio a Eugenio. Paralizada en el umbral, contempló cómo el viento desparramaba las hojas por la habitación como si fueran palomas blancas; luego advirtió que debajo de la mesa, como  una serpiente, se deslizaba la sangre que manaba  de la cabeza de Eugenio.

Nunca creí que era uno de ésos, volvió a decir conmocionada al policía, sin dejar de pensar que podría ser su hijo. 

viernes, 29 de mayo de 2015

ANA MARÍA SERRA/ "HISTORIA URBANA"

 en el piso 13
un hombre se pega un tiro
una mujer escucha
y piensa “qué fuerte puso la tele”

pero el hombre no ha muerto
yace sobre la alfombra
otro que oyó el estampido
calcula un escape de gas

por las dudas
-peligro o ruidos molestos-
ambos llaman a la policía y a los bomberos

finalmente
irrumpen en la vivienda del suicida
a esa altura moribundo

las puertas de los vecinos
se abren y se cierran
al paso de la camilla

al mes siguiente
un departamento se alquila

en el piso 13

domingo, 10 de mayo de 2015

ANA MARÍA SERRA/ "NARRADORA CONFUNDIDA"

un personaje se escapó de tu libro
y ahora te acosa en sueños
resulta que lo eliminaste sin pena ni gloria
en el capìtulo 38

perdiste la perspectiva
te dijo esa noche de luna llena
mientras te revolvías en una cama demasiado grande
 
ahora reflexionás  acerca del punto de vista
y lo esperás escondida
detrás de la página 126

muerta de miedo
bajo un cielo invadido de estrellas

 





sábado, 2 de mayo de 2015

ANA MARÍA SERRA/ "RETAZOS"

cierro los ojos
invoco el recuerdo   
y llegan volando    coloridos
retazos de vida

cada tanto
un tono palpita         otro se opaca
un río de venas y de arterias
los separa
 
me vuelvo hechicera
bordo los conductos    uno los retazos 
formo una nube

llego hasta ella      deslizo mi cuerpo
y me quedo allí  
dormida