domingo, 31 de marzo de 2013

ANA MARÍA SERRA- "FANTASMAS"







 
               sólo un fantasma se asemeja a nuestro amor pasado
               como un ingrato huésped
               ha entrado sin que nadie lo invitase
              
               una llaga abierta se ahonda entre los dos
               y yo aquí   en mi atormentada perspectiva
               contemplo cómo el tiempo ha ganado la batalla
               me percibo un gorrión perdido en la niebla
               con los sentidos equivocados
               incapaz de expresar la confusión
          

            
   
               
               la tormenta de arena nos comió los ojos            
               ese refugio que era apenas nuestra casa
               hoy es el espacio infinito  
               donde vagamos resignados
               mientras avanza el mar que nos engulle


 
               voy a  tejer  un hilo de certeza
               para atraer ese rayo de sol que aún se filtra
               en nuestras figuras desgastadas
           
              de manera absurda   con temor
              te tiendo los brazos casi invocando
              me parezco a una penitente
              que marcha por un itinerario sin final
     
     
     
      

viernes, 29 de marzo de 2013

EZEQUIEL PRADO-"La voz del aroma"


                          Para ver el dolor,  tenemos que estar en él.
                                                                          Saer.


 Un aroma lo ha encontrado caminando en una mañana de  sol helado por las calles de un pueblo que sabe dejará de existir. Un aroma que podría reconocer en cualquier parte del mundo, en cualquier rincón, en cualquier risco que se parase: sin nariz o enterrado de pies  a cabeza, durmiendo o resfriado. Un aroma entre otros aromas, es lo que empieza a vivir mientras atraviesa un enorme arco, cabizbajo, escuchando el eco de sus propios zapatos.  Oro invisible que ni el estado y los años pueden corromper; aroma puro que se va impregnando desde nuestro cascarón de cuna.  

  Ni el cigarrillo que va en su mano tambaleándose entre esos
 pasillos de adoquines y sombras, podría alterar esa sensación única e impermeable provocada por el tiempo y la muerte. Aroma arraigado más profundamente que la memoria porosa que con el tiempo nos empieza a doler.

 Dos auroras con sus dos ocasos pasaron para que arribara. Mientras camina, mirado por flores mudas  y  arrodilladas, epitafios anónimos y ocultos, siente que el destino y las circunstancias lo privaron de las últimas horas y sus minutos. La pérdida de eso, es, quizás, como perderlo todo.  
  Frente a la tumba que empieza a ser suya mira en la placa -imitación de pergamino-  su mismo nombre.  Pasea los ojos por los ramos y las coronas, el epitafio y las cartas. Sabe  que todo lo que ven sus ojos  declinará con el tiempo, pero no  el aroma que hoy lo ha encontrado en las calles de este pueblo. Y que en cualquier día, como en cualquier parte, sea de  de mañana o de noche, de sol o de lluvia; ande por el desierto del Gobi o en los grandes lagos, la voz del aroma volverá anunciando otra vez su vida.

                                                                                                         

martes, 26 de marzo de 2013

ROLANDO REVAGLIATTI


Si...

                                                                                                                               A Rudyard Kipling


Si puedes desacomodarte y no instalar, sin afán capcioso, cosas tales como
     Sintió la brisa suave
     Mi humilde pero sincero homenaje
     Suprema instancia
     Los caminos de la Patria
     Las semillas de la Libertad;

Si puedes desajustarte y no verter, sin guiño literario
     La dulce caricia o El dulce mirar
     Su generosidad sin límites
     Se rompió en mil pedazos
     Una noche oscura y cerrada Un día luminoso y abierto Noches consteladas de estrellas oNoches    
     /melancólicas y tristes;
 
Si puedes desacatarte y no asentar sin, por lo menos, sorna
     Un día de crudo invierno
     Desgranando días
     Una sombra fugaz
     El murmullo de los pájaros;

Si puedes insurreccionarte cuando te acometa la viscosidad de redactar
     Han manchado con sangre tu hospitalario suelo
     Sus ojos color verde mar o El mar tapizado de olas;

Si eres capaz de interceptarte y sacarte del juego cuando no atines más que a
     Un perverso juego o Jugar con mis ilusiones Alimentar mis ilusiones o Mustia mi alma o
     /Transportó mi espíritu o Tu espíritu fogoso;

Si puedes desestimar, oponiéndote al torrente demencial de la resaca, no siempre solemne, pero sí  
       /infecciosa de
      El paisaje pleno de vida y encanto o Asomarte a la vida El milagro de la vida
       y aún alcanzado por tu flaqueza, repudiar
       Ver brillar el sol y El sol broncea mi piel
      Algarabías juveniles  y Cegados por la ambición;

Si puedes encabritarte y no atiborrar con
     Palabras que se agolpan en mi interior
     Mensajes de Paz que llenan el aire Lleno de esperanzas Llenará con alegría o Llenando de
     /emoción;

Si eres capaz, a costa de tu desasosiego, de renunciar definitivamente a
     Tu profundo amor y Caer en sus redes
     La raíz de todos los males y Prodigar sonrisas;
          
 Si puedes abstenerte del
     Sembrador de sueños
     Del hielo de la soledad
     y así subvertirte y no dotar a tus textos del
     Por qué tan cruel es el destino;
 
Si nadie, ni enemigos ni amantes amigos, logran incitarte a
     Estallar en miríadas de capullos vírgenes;

Si puedes, espulgándote de linajes parasitarios, abolir
     Dispuesto a darte esa fiel mano o En tu piel rosada;

Si puedes acometerte con fiereza y desterrar de tu escritura indefensa
     Se callen sentimientos
     Se enmudezcan las voces;

Si eres capaz de rebuscar en ti la imprescindible disconformidad y ni por pasteles te avienes a
     Palpitar en el ritmo de su corazón o Compartir tus íntimos deseos:

¡Tuya será la poesía y cuanto ella revele y –lo que vale más- serás, acaso, un poeta, hijo mío!
 








lunes, 25 de marzo de 2013

ESTEBAN MOORE



TORMENTA DE PRIMAVERA




en la tormenta
un rayo de sol halla el camino
entre cerrado cielo y más allá


desde aquel punto incierto la luz afilada
abraza el blanco cuerpo de una gaviota solitaria
 
que más acá del cielo cerrado
vuela sobre un todavía verde campo de trigo


frente a las nubes oscuras
su plumaje es un resplandor fugaz
que anticipa en ese instante
todo el oro todo el trigo todo el verano




 



Poeta, traductor y periodista argentino (Buenos Aires, 1952). Ha publicado los poemarios La noche en llamas (1982), Providencia terrenal (1983), Con Bogey en Casablanca (1987), Poemas 1982-1987(1988), Tiempos que van (1994), Partes mínimas (1999) e Instantáneas de fin de siglo (Montevideo, Uruguay, 1999) y Partes mínimas y otros poemas (Mar del Plata, 1999). Ha dado a conocer traducciones de Charles Bukowski, Raymond Carver, Lawrence Ferlinghetti, Allen Ginsberg, Gregory Corso, Gary Snyder, Bill Berkson, Anne Waldman, Andrei Codrescu y Seamus Heaney, entre otros. En 1996, la Unesco publicó sus traducciones de Lawrence Ferlinghetti, América desierta y otros poemas (Ediciones Graffiti/Unesco, Montevideo). En 1990 realizó un proyecto de traducción en la escuela de poesía The Jack Kerouac School of Disembodied Poetics, fundada por Allen Ginsberg. Ha participado de diversos festivales en su país, en Rosario y Buenos Aires, en los de Montevideo (1993) y Medellín (1995). Colabora con publicaciones de su país y del extranjero. Su obra ha sido parcialmente traducida al inglés, italiano, alemán y portugués e incluida en diversas antologías.




martes, 19 de marzo de 2013

DEVENIR


se necesita constancia
para forjar una generación pura
un brote
en la mañana cobijada por el calor de los arrullos

aquella persona representa un símbolo
mostrado en la faena
repite el mandato que su mente le dicta
y sus brazos dan la bienvenida
cuando se abren y reciben

quiere ser el futuro, el sueño colectivo
la ilusión
la rutina rechazada por los caminantes
la partícula de un todo que crece
y penetra en las napas de la vida

contempla la luz que se cuela entre los cerros
que enmarcaron viejas luchas
hoy repetidas apenas en susurros
cuando aparece el tesoro, la esperanza
la utopía que derrota el caos

y nace la alegría
el instante que se confunde con el agua
cristales de mar 
blanca ensoñación
                              
                                                   
                                                                         Ana María Serra.-



jueves, 14 de marzo de 2013

TRILOGÍA- Ana María Serra


I

Gris. El cielo melancólico preanuncia otra nevada y el gris, que se apoderó del blanco de esos copos que cayeron hace horas, ciñe el paisaje. En el sendero de matas grises pueden observarse las pisadas de otro caminante –como yo-   tragado por este día sombrío y egoísta que no tardará en ocultarme también  en su lánguido abrazo. 
Me invade la melancolía y quiero llegar rápidamente a mi hogar: trato de imaginar el calor reparador, el aroma de un café que me reconforte ni bien transponga mi puerta porque siento que esta maraña de gris me hará perder el rumbo. De pronto mis ojos se encandilan; hay un objeto distante, parece suspendido en el camino y quiebra la tristeza del panorama. A pesar de que el espesor de la nieve detiene mis pasos, me apuro para avanzar y de ese modo distinguir mejor de qué se trata. Es un libro que aletea como un pájaro; sus tapas azules, intensas, me causan un enorme placer. Extiendo mi mano cuando ya me siento próxima a él, que se abre en un gesto gracioso y despliega ante mí sus páginas doradas, tan brillantes que casi me enceguecen. Pero no me deja que lo toque. A medida que avanzo, vuela por el sendero, gira, sobre mí, se eleva, planea…
Y me doy cuenta que he llegado sana y salva a casa, guiada por un faro luminoso.



II

El cielo azul intenso; la tierra, anaranjada, casi roja. El desierto ofrece, cada tanto un racimo de cúpulas, en apariencia rocosas, de mediana altura. En ellos todo es simulacro; semejan monolitos o menhires que quedaron a medio camino; la Naturaleza no quiso otorgarles ni demasiada fortaleza ni altura orgullosa. Desde lejos, y a la vista humana, estos montículos inspiran respeto. Los más lejanos, se han juntado en forma de muros o fortalezas, y el sol los tiñe de violeta; los más cercanos, dejan espacios entre sí lo bastante amplios como para observar de qué manera el tiempo los ha esculpido: varias torrecillas, estalactitas de arena maciza, bordean la base, torreón ancho y plano en su cúspide.
¿Quién habrá colocado allí ese enorme libro color azul? Cuando uno se aproxima, puede ver que no es una ilusión óptica; ha sobrevivido a tormentas y a siglos. Abierto por la mitad, surge de él una flor roja, tal vez la misma que inspiró las historias de más de mil noches o la amiga entrañable de un pequeñísimo príncipe.




III


El camino conduce hacia la selva. Reina el color verde. Los árboles infinitos muestran su follaje esmeralda y jade, piedras preciosas  que se agitan con la brisa de la mañana.  Humildes, las matas verde seco se inclinan  en los bordes del sendero, en tanto se escucha el canto de los pájaros y el grito de algún mono, marco invisible de la caminata. La naturaleza exuberante logra que el humano sienta su pequeñez; no lo agrede con zarzas que lo lastimen o serpientes que lo envenenen; simplemente, a través de la verde inmensidad hace que el pensamiento fluya como agua cristalina.
Y casi al final del camino que desemboca en un claro hay un gigantesco árbol que domina la selva como un rey; cuando uno lo contempla, la respiración se entrecorta, la grandeza que se percibe hace que el caminante se sienta admirado y la fascinación lo gane porque el verde ha dejado paso a otro color, el azul, también turbadoramente radiante, en un objeto inverosímil, apoyado en el centro del  árbol. Es un libro abierto; de él brota, bellísima, jugosa, fresca y perfumada, una manzana.


lunes, 11 de marzo de 2013

TRES POEMAS- ROLANDO REVAGLIATTI




Las últimas palabras del soldado Crombez

Estímase, amigos, que
lo que acontecerá
en mí
         ya

carece de reversa.


*

Expresiones


El amor es una traducción
las expresiones del amor son traducción
y así traición

en una tradición:
marca de referencia
e inferencia.


*


Y esto que parece

Seamos lo que seamos
el uno y el otro

tenemos lo que tenemos
el uno del otro

y esto que parece que es simple
no siendo tan simple

tampoco es
                   exactamente
complicado.


*

jueves, 7 de marzo de 2013

LA BORRA DEL CAFÉ- Mercedes Centurión



Una taberna griega en Buenos Aires. En una de las mesas apartadas, una taza de café ha sido puesta boca abajo. Un par de minutos más tarde es levantada para volverla a su posición normal y dentro de ella, que es de porcelana fina, casi transparente, se visualiza el dibujo que la borra del café marcó ásperamente. A simple vista se diría que son montañas y desfiladeros que recortan el precipicio del fondo de la taza, pero no parece estar refiriéndose a un paisaje la voz que le habla a unos ojos asombrados, apuntando con una bellísima varita dorada cada uno de los accidentes plasmados por el café.

            Y no lo parece porque no son placenteros los gestos que han quedado a los lados de la taza indefensa, en tanto dicha varita dorada la somete bordeándola, penetrando sus escabrosidades, contando sus golfos, bahías y ensenadas. Por momentos reposa sobre la mesa y es apuntada por unas uñas filosas y teñidas de rojo, tan largas como siniestras. En otros, es erguida hasta lo más alto de las manos apoyadas en sus codos que la giran y contornean como para que se crea que el fin está cerca.
            Manchada,  intacta, sigue dando lugar a una expansión de verborragia desafiando el desenlace que la hostiliza aunque no la quiebra. Al cabo de un rato es cubierta por varios billetes y al final queda sola, lejos del plato, lejos de voces disonantes, lejos de lágrimas y agüeros. Acomplejada y anónima termina en una pileta donde sus manchas borrosas y aromáticas serán sólo una letra de agua desvanecida.



                                                  Mercedes Centurión