sobrevuelo
-sin delirio de cumbres-
desde una altura media
observo
cómo planean retazos de vida
uno -infancia de
intenso amarillo-
juguetea con su luz
los otros –verde naranja
morado-
danzan apacibles se derraman
-como la arena entre los dedos-
sin prisa ni pausa
un río de venas y de arterias
-calles plateadas- separan esos trozos
cada tanto
un tono palpita otro se opaca
cierro los ojos y pido un deseo
enhebro con hilo nigromante una mágica aguja
bordo los conductos
uno los retazos formo
una nube
me deslizo por ella
y me quedo
dormida
Sobrevuelo -sin delirios de cumbres- Comienzos como estos, lo dejan a uno encima de una nube, donde contempla la belleza de un poema.
ResponderEliminarSin delirios de cumbres. Observo! Maravillosas palabras Ana, tus letras siempre me dejan el sabor de algo propio, como si hubiera compartido contigo esas mismas sensanciones, esas mismas visiones.
ResponderEliminarLos retazos, el hilo, la aguja, enhebrarlos, unirlos: ese es precisamente el sentido de la poética femenina. Un lenguaje exquisito.
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