Meterse
al agua con los pies de barro
caminar sobre sus huellas invisibles
romper las reglas con brazos de equilibrista
deshacerse en esa trama de color marrón
y dejarse llevar a la otra orilla
romper las reglas con brazos de equilibrista
deshacerse en esa trama de color marrón
y dejarse llevar a la otra orilla
Sacudirse
el aliento de camalotes húmedos
ser uno con el cauce lánguido de la tarde
abrazarse a la ola que se distiende en ritmos
tararear esa música, la que brota del río
y dejarse llevar a la otra orilla
ser uno con el cauce lánguido de la tarde
abrazarse a la ola que se distiende en ritmos
tararear esa música, la que brota del río
y dejarse llevar a la otra orilla
Haber
nacido isleño o pájaro o sierpe movediza
crujir como las ramas que quebrantadas lloran
habitar sus secretos socavados sin tregua
cabalgar la corriente más sutil del otoño
y dejarse llevar a la otra orilla
crujir como las ramas que quebrantadas lloran
habitar sus secretos socavados sin tregua
cabalgar la corriente más sutil del otoño
y dejarse llevar a la otra orilla
Revelarse
ante el viento que descorre las nubes
yacer en el dulce lecho de una corriente íntima
trazar rumbos ligeros, memoria de otros trazos
navegar con los ojos dilatados de ráfagas
y dejarse llevar a la otra orilla
yacer en el dulce lecho de una corriente íntima
trazar rumbos ligeros, memoria de otros trazos
navegar con los ojos dilatados de ráfagas
y dejarse llevar a la otra orilla
Salpicar
el poniente con luces vacilantes
abrir el pecho tibio a la turba parduzca del oleaje
volverse vegetal, troncos, ramas y hojas
flotar entre las sombras hacia la luz tardía
y dejarse llevar a la otra orilla
abrir el pecho tibio a la turba parduzca del oleaje
volverse vegetal, troncos, ramas y hojas
flotar entre las sombras hacia la luz tardía
y dejarse llevar a la otra orilla
Preguntarle
al rocío cuáles heridas sangra
prometerle a la lluvia sacrificios crepusculares
dibujarle al relente un destino nostálgico
dormirse en remolinos de vórtice alocado
y dejarse llevar a la otra orilla
prometerle a la lluvia sacrificios crepusculares
dibujarle al relente un destino nostálgico
dormirse en remolinos de vórtice alocado
y dejarse llevar a la otra orilla
Mercedes Centurión.-
Un poema hermoso, con un ritmo desesperante que busca dar con la orilla.
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