domingo, 12 de mayo de 2013

POETAS ARGENTINOS


La piedra
Yo soy el que arroja la piedra,
el que le da su ímpetu y dirección,
el que aporta el músculo y la libertad.

Ella es la que cruza el aire
y se clava lejos, donde no se oye
mi voz ni el eco de su partida.

De este lado sólo queda el peso
de una llama que abriga con leves
parpadeos. Del otro lado

está el misterio de la tierra nueva,
los círculos cada vez más anchos
de la nueva edificación.

Pero de eso nada sé: allá no pueden
mis ojos ni mi oído alcanza
a entender su voz. Sólo he visto

que la piedra partió; clavada está
en alguna parte, adonde no llega
mi voluntad, ni la imaginación.

(De El invierno lúcido, 1987)
Rafael Felipe Oteriño / El que arroja la piedra


La aldea

La aldea se jacta de su propia ausencia. Es casi imposible escapar de ella. Sin espíritu cualquier espacio es cárcel. Tiene pocos habitantes y muchas soledades. Dicen que los divide el olvido. Pero los separa la misma lengua y los une la misma moneda. La aldea va desplomándose. No hay nacimientos ni buena palabra. Quien sale y mira fuera de sus límites, se extravía en el tiempo. De tanto en tanto, sobrevuela un halcón en el cielo. 

Osvaldo Ballina / La aldea


Si escribes bajo la luz, nunca te leeré

I 
En el sudoeste los poetas también escribimos,
aunque no parezca la luna desciende a nuestros dedos,
los obreros pedalean vientos en las madrugadas
y la escarcha olvida a los que preguntan por qué, cómo…y dicen:
no recuerdo.
No estamos seguros de ir tras la gloria,
pero sí de morir en las noches adecuadas. 

II 
Hemos faltado a la eternidad por decisión propia
y jamás preguntamos ¿Qué hacemos aquí?
Ni siquiera cuando por las calles la gente recoge trozos de cielo
para inaugurar el día. 

Ángela Gentile / Cuerno de marfil


En mi heredero


Perduro
en mi único sobrino habiendo recibido
de mí como herencia miles
de libros de toda
una existencia

leyendo cada ejemplar y vendiéndolos
por tandas deshaciéndose de ellos

Soy mi espectro
-tío fallecido oportunamente-

contemplándolo desde
invisible plataforma
que orbita sobre él y que ustedes
fortuitos destinatarios de mi bosquejo

con bastante fidelidad
se representan.
Rolando Revagliatti/ En mi heredero


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