¿Te dijo algo?
No. Me miró, eso sí, a último momento me miró.
¿Y eso te hizo mal?
¿Mal? …no sé lo que provocó en mí; a ver… no podría
describirlo, no puedo encontrar la palabra exacta para esa mirada.
Tuvimos suerte, Demi.
Por qué lo decís.
Por la ruta, hoy parece no viajar nadie, mirála, está vacía.
Ah, sí, la ruta… está vacía.
Seguro porque es sábado.
Quizás, sí.
¿Estás bien?
Sí…bien
¿No ha pasado,
ni siquiera un poquito?
Ya va a pasar…
No te preocupes, amor, siempre pasa; es como todo: a
uno parece que le faltara algo y automáticamente el cuerpo lo suplanta con otra cosa, se preserva él
mismo, ¿entendés, Demi?
Quizás… sí.
Tengo muchas cosas por mostrarte.
Como cuáles.
Y…primero y principal, la estancia Jesuítica, la casa
del Virrey; Alta Gracia a vos te va a gustar mi amor
A ver… ¿Por qué tendría que gustarme?
Porque la elegí yo, y yo conozco tus gustos; a vos te
atrae la historia, los museos y esas cosas, ¿o me lo vas a negar? En Alta
Gracia hay mucho por conocer, ¡es relindo, ya vas a ver!
Ojalá.
Me encanta viajar a la mañana, ¿te lo dije? ver el sol
sobre los campos, el pasto verde sosteniendo el rocío, los pájaros blancos
revoloteando detrás del tractor, es tan lindo, tan armonioso, es como mirar un
cuadro recién terminado, ¿no te parece, Demi?
Será porque naciste en el campo y las raíces nunca se
olvidan.
Una vez que nos instalemos en Alta Gracia, me voy a
dedicar a la pintura, es lo que soñé siempre…vos ¿a qué te vas a dedicar?
Aun no lo sé, no me he puesto a pensar en eso.
¿Y en qué estás pensando, en la mirada?
Sí, no encuentro la palabra para traducirla.
Demi, hay que mirar hacia adelante, ahora más que
nunca, ¿no lo crees?
Quizás… sí.
Ya sé que debe
ser difícil, ya sé que hay cosas que cuestan en la vida, pero tarde o temprano
suceden y uno tiene que desprenderse de
ellas y apostar hacia adelante.
Siento que si encuentro la palabra podré liberarme.
Y yo siento que si te empecinás en eso no vas a poder
lograrlo; mirá la ruta, mirá el día soleado que nos tocó, decime si no es una
señal: el sol sobre nuestra camioneta, las rutas vacías, los dos juntos,
enamorados, camino hacia Alta Gracia, hacia una nueva vida. Decime, Demi, si no
es un buen augurio.
¿A vos te parece?
Créeme; yo no solo lo digo, lo afirmo. Y la primera
medida que voy a tomar es sacar el tango que pusiste, este tango no es bueno
para que nos acompañe, te vas a confundir más, mejor pongamos otra cosa… algo
más alegre.
Pasáme un cigarrillo.
No te sientas mal por lo que hiciste, no es nada anormal, todo lo contrario…en el
mundo de hoy te diría es casi una regla a cumplir.
Quizás sea como decís.
Es así, no lo
dudes. Abrí un poco la ventana. ¿Qué es eso?
Mi teléfono.
Cómo tu teléfono… me prometiste que no ibas a traerlo,
que te ibas a deshacer de él, si lo tenés encima nunca vas a poder dejar todo atrás.
La idea, Demi, es viajar, pero viajar sin nada en la cabeza. Frená por favor,
estaciónate en la banquina.
Laura, no sé si la solución es que lo hayas tirado.
¿Y cuál creés que sería?
La palabra, dar con la palabra, si doy con ella me voy
a sentir libre.
No te entiendo, Demi.
A ver…si siento que pongo en boca esa mirada tendré
alguna certeza. ¿Se entiende?
No.
Si puedo traducir la mirada que me hizo antes de irme
y dejarla ahí, quizás sea capaz de comprender lo que hice y es a partir de esa
comprensión que me permitirá aceptarlo u olvidarlo, pero si esa mirada sigue en
mi cabeza sin ser traducida, voy a
volverme loco.
Mirá hacia adelante, estás por morder la banquina.
Demi, en las sierras de Alta Gracia te vas a olvidar de todo, ya vas a ver… ahí
todo va a quedar en blanco y vamos hacer muy felices.
Ella no era mala.
No digo que lo fuera…pero viste… era.
Ella no tenía a nadie más que a mí.
Sí, lo sé. ¿Por qué no te parás en ese puesto y
tomamos algo?
Ella algo me dijo.
Espérame en el barcito, si querés.
Te espero.
Ay…Demi, ¿no te parece que es muy temprano para
tomarte una Legui? Mirá que yo no sé
manejar.
Es lo único que tienen. Y por lo otro no te asustes,
he manejado en peores condiciones.
¿Sabés? Pensé que iba a ser más fácil, no me hubiera
imaginado que una mirada te iba a prohibir disfrutar de nuestros planes, la
mañana está tan linda…
No es sólo una mirada.
¿Y qué es?
Lo que había
en esa mirada.
Demi, no tomes más.
Una copa no le hace mal a nadie.
Ya van tres copas. ¿Te acordás cómo planeamos este
viaje, cómo soñamos con esta nueva
vida?...
Sí, claro. Ella todavía caminaba.
Mirálo de esta
forma, ella te dio todo lo que tenía y te lo dio para que fueras feliz, para
que pudiéramos comprar la casita en Alta Gracia y viviéramos en donde
quisiéramos…dejáme decirte que esa mirada, la que no podés sacarte de la
cabeza, la que no podés olvidar, quizás te esté queriendo decir que sigas
manejando, que sigas adelante con lo que habíamos planeado.
No sé qué pensar, Laura.
Pensá en otra cosa, pensá que toda la ruta que dejamos
atrás ya no existe, que fue sólo una pesadilla o un mal sueño. Sólo existe la
que tenemos por delante, mejor pensá en eso.
Ése es el problema entre vos y yo.
¿Qué problema, Demi?
Es que para mí no fue una pesadilla…todo lo contrario;
es mi deber con la vida o al menos con la que me la dio.
Bajá el tono,
Demi, el hombre de la mesa nos está
mirando.
A mí me importa otra mirada, y no es la de cualquier
hombre precisamente.
No tenés por qué recordármelo a cada segundo Demi, me
hace mal.
A mí también me hace mal.
Dejá de tomar, por favor, te estás poniendo colorado y
esa sí que no es una buena señal, Demi, yo te conozco, vamos, vamos a nuestra nueva
casa.
Si ni siquiera sé donde queda la nueva casa…
En Alta Gracia,
te dije que iba a ser una sorpresa, te va a gustar. Voy al baño.
Laura, encárgame otra vuelta.
Lo voy a pensar.
Tardaste mucho.
El hombre de la mesa… no señales, queda mal. Sí, el de
bigotes, me dijo que hay dos policías afuera, y que en tu estado no nos van a
dejar seguir.
¿A nosotros?
Sí, a nosotros.
Pará, el hombre me está llamando.
¿Para qué?
Para decirme si la policía se fue o todavía esta ahí…que
sé yo.
Ese te quiere coger para mí.
Ay…Demi, ya estás borracho. Los policías son como zorros
hambrientos, sabés la coima que vamos a tener que pagar si te agarran en este
estado… Ahora vuelvo.
Tráeme otra, de paso.
¿No te parece que tomaste demasiado?
No aún.
Tomá, no te vuelques.
Qué te dijo.
Se comprometió a darnos una mano, dice que él puede
conducir hasta el pueblito que está a unos kilómetros adelante y ahí seguís
manejando vos.
Si es así, que nos haga el favor el paisano.
Ay…Demi.
Linda chata, ¿motor Perkins?
Sí. Conoce de fierros, paisano.
Algo conozco.
Qué olor a Legui tenés, Demi.
Por esta ruta
los canas son rapiñeros, rapiñeros de primera hora.
Parece conocerlos muy bien, paisano.
Sí, sí, claro que los conozco, agüita en la boca se
les habrá hecho cuando vieron esta chata.
¿Vive por acá?
En el pueblo vecino, a unos pasitos del Ventolin.
¿El Ventolin?
Sí, el bar de donde salimos. Los de acá lo conocemos
por el Ventolin, porque el que entra siempre sale como una hoja empujada por el
viento, y usted se parecía bastante a
eso.
Ja, ja…me está insultando, paisano.
No, para nada, jefe, solo un chistecito.
El sol me está matando…
Recuéstese, sin vergüenza, el sol del mediodía es
traicionero.
Demi, a vos lo que te cayó pesado son las Leguis que
tomaste.
Dejáme, ahora me siento mejor, más relajado…
No le haga asco a cerrar los ojos compadre, que la Ford está en buenas manos.
Sí, Demi, tirá la cabeza para atrás y cerrá los ojos.
Es saludable dormirse unos minutitos.
Gracias paisano, por la mano.
A sus servicios, ahora trone tranquilo, sin culpa, que
yo cuando llegue lo despierto.
El sol del mediodía es traicionero…eso. Laura, ya sé
lo que me quiso decir. Laura, Laura, Laura…
Felicitaciones, Ezequiel. Has logrado con este cuento un perfecto clima que inquieta al lector.
ResponderEliminarMUY BUENO EZEQUIEL. MUY DINÁMICO. ME ENCANTÓ
ResponderEliminarMe ha encantado este relato corto, aunque me pierdo en palabras, pero desde luego la lucha de lo que debo hacer y lo que quiero hacer… escapar tras un vaso y olvidar. La voz que intenta convencerte externa y la voz conciencia.
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