LOS PERROS ROMÁNTICOS
En aquel tiempo yo tenía veinte años
y estaba loco.
Había perdido un país
pero había ganado un sueño.
Y si tenía ese sueño
lo demás no importaba.
Ni trabajar ni rezar
ni estudiar en la madrugada
junto a los perros románticos.
Y el
sueño vivía en el vacío de mi espíritu./
Una habitación de madera,
en penumbras,
en uno de los pulmones del trópico.
Y a veces me volvía dentro de mí/
y visitaba el sueño: estatua eternizada
en pensamientos líquidos,
un gusano blanco retorciéndose
en el amor.
Un amor desbocado.
Un sueño dentro de otro sueño.
Y la pesadilla me decía: crecerás.
Dejarás atrás las imágenes del dolor y del laberinto
y olvidarás.
Pero en aquel tiempo crecer hubiera sido un crimen.
Una habitación de madera,
en penumbras,
en uno de los pulmones del trópico.
Y a veces me volvía dentro de mí/
y visitaba el sueño: estatua eternizada
en pensamientos líquidos,
un gusano blanco retorciéndose
en el amor.
Un amor desbocado.
Un sueño dentro de otro sueño.
Y la pesadilla me decía: crecerás.
Dejarás atrás las imágenes del dolor y del laberinto
y olvidarás.
Pero en aquel tiempo crecer hubiera sido un crimen.
Estoy
aquí, dije, con los perros románticos
y aquí
me voy a quedar.
Atiende esto, hijo mío: las bombas caían
sobre la ciudad de México
pero nadie se daba cuenta.
El aire llevó el veneno a través
de las calles y las ventanas abiertas.
Tú acababas de comer y veías en la tele
los dibujos animados.
Yo
leía en la habitación de al lado
cuando supe que íbamos a morir.
Pese al mareo y las náuseas me arrastré
hasta el comedor y te encontré en el suelo.
Nos abrazamos. Me preguntaste qué pasaba
y yo no dije que estábamos en el programa de la muerte
sino que íbamos a iniciar un viaje,
uno más, juntos, y que no tuvieras miedo.
Al marcharse, la muerte ni siquiera
nos cerró los ojos.
¿Qué somos?, me preguntaste una semana o un año después,
¿hormigas, abejas, cifras equivocadas
en la gran sopa podrida del azar?
Somos seres humanos, hijo mío, casi pájaros,
héroes públicos y secretos.
cuando supe que íbamos a morir.
Pese al mareo y las náuseas me arrastré
hasta el comedor y te encontré en el suelo.
Nos abrazamos. Me preguntaste qué pasaba
y yo no dije que estábamos en el programa de la muerte
sino que íbamos a iniciar un viaje,
uno más, juntos, y que no tuvieras miedo.
Al marcharse, la muerte ni siquiera
nos cerró los ojos.
¿Qué somos?, me preguntaste una semana o un año después,
¿hormigas, abejas, cifras equivocadas
en la gran sopa podrida del azar?
Somos seres humanos, hijo mío, casi pájaros,
héroes públicos y secretos.
Cómo me gusta Bolaño! sus poemas, sus novelas, sus cuentos.Los sueños nos permiten ser jóvenes siempre.
ResponderEliminarSí, estos dos me parecieron particularmente bellos, y como vos decís, son historias "poematizadas" que a la vez sirven como disparadores al lector que tiene ganas de escribir.
ResponderEliminarEs intenso este poema, muy intenso. Desde luego cuando algo te sucede, es tuyo, lo resuelves tú, a tu modo, con tu tiempo. En ese momento, no hay atajo.
ResponderEliminarEstoy descubriendo contigo Ana María. Nunca me he considerado poeta, pero un día necesitaba escribir, lo que quizás nadie iba a poder entender, nadie de mi entorno. Quería un mundo mío, para mi sola, donde pudiera quitar y poner a mi antojo, alegría, tristeza, sueños, colores, olores…etc. según mi estado de ánimo. Aprovechar la locura romántica y mis sueños para no perder la ilusión del niño…y respirar.
Ana María no he conseguido resolver lo que me dijiste, pero no ha caído en saco roto.
Aunque ya respondí este mensaje por otra vía,te repito que tu sensibilidad te está guiando por muy buen camino. ¡Felicitaciones por el último poema que publicaste en tu blog!
ResponderEliminarhe descubierto todo un caudal inagotbble de poesía y más en el 'descubrimiento' no casual de Bolaño.
ResponderEliminarY me fascina todo él, toda su obra...
enhorabuena por el blog
Muchas gracias por tu comentario. Ojalá te gusten también el resto de las publicaciones de "La trama engañosa2
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