Cuando conoció a esa
mujer mágica, él, un hombre de solvencia
cuya fortuna no tenía techo, quedó tan
deslumbrado que su vida de poderío se desmoronó. Hechizado, quiso vedarla a la
admiración ajena. Le ofreció todos sus bienes, la fascinó con su imperio.
Ególatra, le construyó una preciosa jaula de vidrio para no perder esa visión
celestial. Y se durmió extasiado, sin sospechar que la tarántula le inoculaba
su veneno.
Es muy lindo y también,refleja la realidad
ResponderEliminar¡Muchas gracias, Ili!
EliminarEs muy lindo y también,refleja la realidad
ResponderEliminar