Según
Tzvetan Todorov en la novela policial –sea una novela clásica de enigma o una
novela negra- siempre hay dos historias: la historia del crimen y la de la
investigación. La finalidad del género es develar la apariencia y llegar al conocimiento de lo
verdadero
Ricardo
Piglia tiene una larga trayectoria en narraciones de este género además de
haber estudiado y teorizado sobre el tema. Por ello, plantea que ningún género puede encasillarse
en determinados cánones, ya que los límites se esfuman y hacen que sufran variaciones hasta convertirse en otro.
Ubica el género policial como el único género moderno, a partir de Poe y la
ficción del detective, quien “encarna el proceso de la narración como un
tránsito del no saber al saber”.
Su novela Blanco nocturno se centra en la figura
del detective, en quien ve otra forma de lector y al que incluye, junto con
Kafka, Borges o el Quijote en “esa serie
de célibes fascinados por el deseo de saber”. A ello se suma su carácter
marginal como consecuencia de su
libertad, su soledad y su exclusión. Por ello, “puede ver la perturbación social, detectar el mal y lanzarse a actuar”.
Es melancólico y se mueve en el ámbito urbano. “La tensión entre el enigma y el monstruo es trabajada continuamente
por el género”
Juan José
Saer rescata en La narración- objeto
la importancia de emprender de manera renovadora el género policial, a
propósito del abordaje que él realizó en su novela La pesquisa. En ella el lector asiste a un relato policial hecho
por uno de sus “alter ego” que se entremezcla
con la realidad que viven sus personajes preferidos, quienes aparecen en muchas
de sus historias, los cuales están inmersos en una problemática aparentemente
cotidiana pero profundamente filosófica.
Generalmente
en el policial moderno la mirada del narrador es parcial; su punto de vista es
relativo, va mostrando lo que va conociendo durante el proceso de
investigación, que pasa del no saber al saber, aunque la mayor parte de las
veces se trate de un saber incierto, que dejará muchas dudas, tanto en el
personaje que investiga como en el lector
Piglia
destaca que el relato policial es una investigación, y se caracteriza por la idea de amenaza: hay un
enemigo, un perseguidor, un complot que acecha la conciencia del que narra,
deviniendo en “conciencia paranoica”. Por otra parte, hay también un “delirio
interpretativo” que trata de borrar el azar y de poner al descubierto un
mensaje cifrado, oculto, dirigido a quien investiga y quien deberá enfrentarse
con el problema de la verdad.
Según
Clara Inés Pilipovsky de Levy, en La
pesquisa Saer propone varios enigmas y dos pesquisas. El autor juega con
los huecos de la duda, y esos relatos enigmáticos a los que asistimos dentro de
la narración, junto con la incertidumbre sobre el verdadero asesino que siembra
la discusión entre Pichón y Tomatis, dan como resultado una estética
fragmentada, con una suma de imágenes discontinuas.
Tanto
Piglia como Saer reconocen en su obra la influencia de Willam Faulkner.
Para Saer,
Faulkner lo llevó al descubrimiento de sí mismo, ya que la función de todo
escritor es “la evocación de la propia experiencia”. Ambos tienen en común la
creación de un territorio que Saer denomina “zona” y que está presente en la
mayoría de sus textos, en algunos es una presencia protagónica, en otros, es
evocación.
Saer se
refiere al “arte bruto” de Faulkner y lo opone a la obra de Joyce, donde todo
está planeado y en expansión controlada, lo que no sucede con Faulkner. La pesquisa está dedicada a Ricardo
Piglia, quien vio en esa novela “una vuelta a la tradición de Sherlock Holmes,
a la tradición clásica de la novela policial”.
Piglia
rescata como rasgo de Faulkner la posición del narrador “a la vez apasionada y
distanciada”, lo cual implica una autonomía narrativa. Dice que Faulkner tomó
esa voz “de los narradores del pueblo, de
los borrachos, de aquellos que van contando historias que empiezan a
deshilvanarse”: lo importante es el modo de contar, no el contenido. También han influido en él el uso que hace
Faulkner de las historias familiares: “A
través de esa suerte de tejido de historias ya dadas, pero que tienen siempre
ese elemento enigmático que tienen las historias familiares, pareciera que
Faulkner empezó a construir eso que yo llamaba el mapa de las narraciones que
estaba tratando de entender y de contar”.
Si
analizamos cómo han trabajado sus historias ambos autores, podemos destacar
algunos puntos en contacto que los acercan, sin dejar por ello que cada uno
mantenga su total individualidad como escritor:
Para
Piglia, el texto es un entretejido, un bordado o un entramado de prendas, una
manera de revalorización de la escritura típicamente femenina a lo largo de la
historia de la literatura. Y esas prendas muchas veces son la representación de
los indicios –verdaderos o falsos- o de algún aspecto de la investigación.
En Saer,
el entramado es el laberinto de una ficción que encierra otra ficción y de una
realidad que está dentro de la misma ficción
Para Agnieszka Bárbara Flisek,
la vida de los personajes saerianos transcurre en una realidad fracturada,
donde la realidad vivida por ellos debe ser recuperada o inventada, como si les
hubiese sido ajena. “La
reconstrucción verídica de un hecho –viene a decirnos Saer– exige
necesariamente una cuota de fabulación”.
De ese modo, el recuerdo de lo vivido es una construcción de la memoria
que da sentido al presente inasible y lo convierte en recuerdo. La vida es
entonces un relato y la memoria deviene en garante de la ficción inherente a la
existencia.
En la novela de Piglia la “memoria” que
representan las notas a pie de página son el soporte - tanto de la realidad
histórica como de la ficción- para esas
voces ajenas que fueron entretejiendo la historia de Blanco Nocturno
Y los
“paranoicos” que deambulan por la novela de Piglia, Luca, Croce y Renzi, son
quienes tratan de llegar a la verdad
pero pierden; están perdidos en ese pueblo donde se entretejen –en la ficción y
en el texto- las voces anónimas de la maledicencia, los prejuicios y la
corrupción.
En La
pesquisa, Morvan se pierde en las calles de París en un recorrido
sonambulesco y los amigos santafesinos se pierden por los laberintos de un río
que conocen pero que a la vez los lleva a las profundidades de sus
pensamientos, que en ocasiones los torna rivales y otras veces provoca en ellos
un extrañamiento: ¿son ellos realmente o son simples artificios, sombras,
apariencias?
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