VIGENCIA DE
PENÉLOPE
Con la fibra
más íntima de su carne
urde el día,
la noche. El telar
donde pierde
la mirada
y el miedo
que durante
veinte años maniató
en el
tejido: olvidar
a quién es
fiel
¿a él?
¿a
ella?
Siquiera
una querella
silente con
el mar. Sólo
otra
pirausta muerta.
Otra puesta
de sol.
Y los pájaros
del diseño helados
sin poder emigrar
hacia un
grado más tibio de la urdimbre
Podría
compararte con un escorpión
(siempre
fuiste letal). Y a la vez
constelarte
como Ptolomeo. Prefiero
esto último
que hago
sobre el
papel. Palparte
con el
apéndice sensorial del sueño. Soñarte
aquel que
pudiste haber sido. Un día,
alguien
vendrá, dirá que has muerto
discretamente,
así, con el sentido
respeto de
una tradición familiar. Me quedaré
sin musa,
sin objeto
de angustia,
mi desvelo. Mas no me quebraré
porque
siempre recuerdo tu consejo
de Dédalo a
su Ícaro. Y no vuelo.
Hermosos los poemas de Concepción Bertone!!!
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