a menudo la primavera
llega con algunos dioses
huelen con fruición
el perfume del aire
ocupan todo el espacio
se pasean por el mar
blindado de plata
a veces
los dioses parecen demonios
reposan en las ruinas
bajo un áspero cielo azulado
en vano los ojos humanos
tratan de retener las gotas
los colores tiemblan en las pestañas
el paisaje borroso
se pierde en el horizonte