En el bar entraba ella
con ciertos ecos de desmesura anatómica
esculpida por Miguel Ángel
Cadenciosa, con paso firme
estremecía los viejos zócalos de madera
Su mirada gatuna fija en las mesas de la esquina
Hombres y dioses amalgamados en su mente
Dionisio
la atraía a la resaca del éxtasis
noche de uvas , excesos y caricias
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