miércoles, 31 de mayo de 2023

ANAMARÍA SERRA// "TAREA PENDIENTE"

 






desenterrar la palabra

pulir la suciedad del escondrijo

dejar que vea la luz

abrir la ventana de mi esencia

sacudir la fibra oculta

y dejar que fluya el sentimiento

como un pequeño manantial

entre las rocas de mi caparazón

miércoles, 24 de mayo de 2023

ANAMARÍA SERRA// FINAL DE OTOÑO

 

                                     


un  jilguero    desgaja su canto

en el árbol   sin hojas

se desvanece   la última penumbra

la noche llega

con pasos furtivos   y capote sin estrellas

 

en vano     trato de atrapar

la inasible red de mis sueños

                                     

lunes, 8 de mayo de 2023

ANAMARIA SERRA// COMENTARIO SOBRE UNA NOVELA DE TERU MIYAMOTO

 


Los sueños de la primavera, novela de Teru Miyamoto, me hizo recordar a la famosa novela de Franz Kafka, La metamorfosis.  

Dos símbolos -la cucaracha y el lagarto- de la animalidad en el humano, pero desde diferentes perspectivas filosóficas.

En su antecesora, Gregorio Samsa -el protagonista- se transforma en una cucaracha y percibe el mundo humano desde la pequeñez del insecto. Todo es desolación, angustia, dificultad, hasta que, por último, sobreviene la muerte ante la indiferencia y la repulsión de su propia familia.

La novela fue publicada en tiempos de la Primera Guerra Mundial; refleja la angustia existencial del individuo. El protagonista, quien con su trabajo mantenía a su familia, compuesta por los padres y la hermana, luego de su transformación va perdiendo su identidad y lo corroe el sentimiento de culpabilidad. Es por ello que cree que la solución será dejarse morir. La metamorfosis, emblema de soledad, aislamiento, falta de amor y angustia será la desencadenante del conflicto.

La figura del padre, que luego cobrará máxima importancia en Carta al padre,es uno de los determinantes por el rechazo manifiesto que denota desde el principio, ante la nueva situación que deberá vivir su hijo.

Una novela que refleja la zozobra de supervivencia del hombre occidental ante una realidad que lo oprime y que será el signo de la literatura de entreguerras.

Y aquí notamos la diferencia de enfoque filosófico oriental ante situaciones que para el protagonista se presentan como insolubles.

Tatsuyuki, un joven estudiante verá cómo su vida se complica y se oscurece a partir de la pérdida familiar. 

 En Miyamoto no hay metamorfosis sino traslación. El pequeño lagarto -que el joven Tatsuyuki clava sin ver en la columna del mísero departamento que ha alquilado, agobiado por los acreedores mafiosos de su padre muerto y al que encontrará asombrado en la mañana- llegará a ser su alter ego.

Kin, así lo nombrará Tatsuyuki, se convertirá en una revelación para el joven, quien casi sobre el final soportará una golpiza salvadora y finalmente liberará al animalito de su tormento.

Liberación de sí mismo, la experiencia lo volverá más sabio y tolerante.

A diferencia de Kafka, Miyamoto plantea la superación de su protagonista. Tatsuyuki descubrirá , en una especie de “viaje iniciático” a su interior, su egoísmo y pequeñez, valorará a Yoko, su novia, quien bajo una apariencia frágil muestra verdadera fortaleza.

El lagarto Kin, que en un principio le causó repulsión y fastidio, le servirá luego como confidente, para compartir sus pensamientos, y más tarde, llegará a ser un ejemplo de vida en una traslación filosófica persona/animal.

El final transmite el simbolismo de la libertad.

Según consta en los datos biográficos del autor que aparecen en el libro, esta novela fue escrita cuando Teru Miyamoto tenía poco más de treinta años y refleja varios pasajes de su vida, nada fácil, por cierto.

 

sábado, 6 de mayo de 2023

ANAMARIASERRA// "MAÑANA DE OTOÑO"

 




temprano

una cortina de seda

cubre el paisaje

 

los rayos del sol

intentan correrla

pero se sienten débiles 

 

entonces descansan 

en la almohada de las nubes

 

cuando se acerca el mediodía 

todo vuelve a brillar