una línea apenas curva
abraza suave
el borrón rosado
que oculta rayas verdes
más breves
el monigote quería nacer
la ansiosa mano infantil
no lo dejó abrirse a la vida
de la pared
aunque si miramos con atención
debajo de la mancha rosada
(apenas alcanzó a verter unas gotas
de sangre)
veremos un ojo y media sonrisa
en la boca sin terminar
una línea recta
(su pierna derecha)
puja por abrirse
a la tercera dimensión.
Impresionante,llevas al lector a dilucidar hasta el último detalle. Como siempre una maestra de la poesía.
ResponderEliminarMuchas gracias, Ili!
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