Un brusco sobresalto la incorporó en su cama. La escena
todavía bailaba en su recuerdo.
Se frotó los ojos, trató de desperezarse y de olvidar al
desconocido que la perseguía en ese sueño, aunque él la llamaba con dulzura.
Pasó un buen rato antes de levantarse y de tratar de borrar
la imagen de ese alguien a quien temía volver a encontrar.
Mientras desayunaba, pensó que debía tranquilizarse. Ahora
estaba viviendo la realidad cotidiana, todo había quedado atrás.
Se arregló y salió de su casa. Caminó unos pasos y para dar
un punto final, volvió su mirada.
No pudo evitar el estremecimiento al comprobar la presencia
del extraño.
Muy bueno, Ana. Conciso e inquietante
ResponderEliminarMuchas gracias, Cristina. Comenzó como poema pero quedó mejor como micro cuento.
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